jueves, 28 de noviembre de 2013

Cuando lxs profesionales nos convertimos en protagonistas de los procesos de las personas




María (nombre ficticio) era una mujer conocida en nuestro servicio. Dististxs educadorxs habían trabajado con ella y su hija. La niña desde muy pequeñita parecía manejar a su madre, saliendose con la suya casi siempre.  En un momento determinado y por cuestiones que no vienen al caso, empecé yo a trabajar con ella. A pesar del tiempo de intervención, no parecía que había habido avances.

Empecé a trabajar con ella con mi "mochila" cargada de desconfianza de que pudiera haber avances. El día a día en este proceso se me hacía costoso porque todo parecía reforzar mi posición inicial de que poco se podía hacer, más allá de contener las situaciones que se iban sucediendo. 
Pero lo que más me preocupaba era saber que , si yo no era capaz de cambiar estas expectativas, no movía ficha en esta relación, efectivamente no iba a haber cambios. No me parecía ni ético, ni honrado, ni nada, ni para mí ni, y fundamentalmente, para María. Tanto es así que llegué a plantear mi renuncia a la responsable,  pero no podía ser, tenía que seguir.

Quizá porque en aquellos momentos estaba haciendo una formación en Supervisión y Orientación, quizá por mi necesidad de cambiar mi posición en aquella relación de manera que hubiese coherencia entre "mis tripas" y mi cabeza , tomé la decisión de plantearle a María  MI DIFICULTAD para acompañarle y ayudarle en su proceso , simplemente no sabía como hacerlo, que la ayuda que le estaba proporcionando no creía que estaba sirviendo, ni iba a servir.

No puedo olvidar la cara de María, ni su cuerpo, ni lo que me dijo. No podría repetir sus palabras, pero la imagen que me queda es la de María haciendose más grande y yo un poco más pequeña y su cara y sus palabras diciendome algo así como " Como que no sabes, sí lo sabes, para mí es importante estar contigo y juntas podemos ir haciendo cosas" , vale le dije " tú me irás diciendo.

Quizá las palabras son lo de menos, pero lo que sí pude "casi visualizar" un cambio de posición no solo por mi parte. Pude relajarme, hacer más verdadera mi relación con María, desresponsabilizarme de la parte que no me correspondía y ponerle a ella como protagonista verdadera de su proceso y en mí el acompañamiento.

La intervención a partir de ese preciso momento fluyó y vaya que sí avanzó, todo lo que fue posible. Hoy después de varios años de acabar, me sigo encontrando con María y de vez en cuando, me pide opinión o información cuando tiene que tomar decisiones o se ve envuelta y algún lio.

Me acordé de esta etapa, a raíz del trabajo que hicimos en nuestro último encuentro de Aldarrikatu y lo centraba en tres aspectos que me parecen importantes para la reflexión sobre nuestra práctica:

  1. Somos conscientes de lo que llevamos en nuestra mochila y su peso y lo que ambas cosas nos condicionan cuando empezamos una intervención y si es así ¿es necesario hacer algo con ello?
  2. Ponemos en consonancia nuestras "tripas" donde están la emoción, las expectativas, incluso las ganas y los deseos con nuestra cabeza y con lo que comunicamos y manifestamos, o lo que Rogers llamaría -coherencia - necesaria para establecer una relación verdadera .
  3. Esta "descolocación del poder" como lo llamaría Cosme ¿hasta qué punto nos atrevemos a bajarnos de nuestra alta silla de profesionales , imbuidos de sapiencia y poder que se nos supone como buenxs profesionales  , sabiendo no solo lo que le ocurre a la persona que tenemos enfrente, sino diciéndole que puede o debe hacer para mejorar?, es decir, dejarnos guiar por las propias protagonistas.     Creo que nos llegaría a sorprender.
Si os parecen buenos elementos para contrastar, podemos hablar sobre esto en nuestro próximo encuentro.


Inés

2 comentarios:

  1. Excelente viñeta, yo lo llamaría "descompletarse", en el sentido de descompletar el saber de uno, para que la persona a la que acompañamos pueda okupar un lugar de enunciación. "Yo no sé", se trata de tu saber sobre lo que te ocurre. Si el educador se descompleta, se agujerea, cabe la posibilidad de que la persona pueda ocuparse de su dificultad. Esta es la enseñanza que puedo extraer de tu excelente trabajo. Un saludo, Cosme

    ResponderEliminar
  2. Gracias Cosme. Seguiremos hablando de ese concepto -descompletarse-, me interesa mucho.

    ResponderEliminar