Lo
que quería subrayar de este proyecto, que nace de un interés por visibilizar la
profesión de la Educación Social, es que el proceso de elaboración de IMAGO se ha apoyado en 3 ejes:
encuentro, espacio y tiempo. Tres cuestiones fundamentales en nuestra práctica.
David
de Haro, el autor, nos dice que lo que une estos 3 elementos (Encuentro,
espacio y tiempo), lo que hace de unión, de argamasa, de bisagra, es lo que él
denomina “vínculo”. Me parece muy
lúcido este comentario, que he leído en su blog. El vínculo es el nudo, el
anudamiento, no es algo material. Es lo que une. Es una operación de
anudamiento.
¿Qué
quiero decir con esto?
Dos cosas. Por
un lado, que el vínculo no va de suyo. El vínculo no está de entrada. No somos
seres sociales, en el sentido en el que el vínculo al Otro no está ni
asegurado, ni garantizado. La inscripción en el Otro, en lo social, es el
efecto de un trabajo subjetivo, que no siempre se consigue.
Por
otro lado, subrayar que el vínculo social no solo “no está”, sino que además “no
es” y tampoco se puede contar (mucho menos contabilizar). El vínculo social es la consecuencia,
el efecto. Es algo a producir, a inventar, a elaborar. Y tiene, a su vez, unas
condiciones muy precisas, que hay que localizar en cada caso. Porque ni el
encuentro, ni el espacio ni el tiempo son para todos igual, ni son suficientes
para organizar un vínculo. Son
necesarios, pero no suficientes. Hace falta un cuarto elemento, el nudo.
Tiempo, espacio y cuerpo
Me permito la licencia de tomar el "encuentro" por el cuerpo, ya que un encuentro se da entre dos cuerpos. Tiempo,
espacio y cuerpo son siempre subjetivos, diferentes para cada uno de
nosotros. Cada una de estas tres instancias tiene que ver con la constitución
subjetiva. No existe el tiempo como tal, sino como efecto del encuentro,
siempre particular, de cada uno de nosotros con el orden simbólico.
El
lazo social se organiza, y se ha organizado siempre, en función de la
particularidad de cada sujeto. Cada persona ha de inventar una solución propia
para engancharse a lo social. Una solución por
fuera de las normas; no hay ni el protocolo ni el manual que nos indique
cómo hacerlo.
Es
por ello, que no se puede universalizar una teoría del vínculo. El lazo social,
la manera en la que cada uno de nosotros va a incluirse en un discurso, es particular.
No hay el Manual del vínculo social. No hay el programa del instinto en cuanto
al vínculo social.
¿Con qué materia se construye el
vínculo social?
Hemos
dicho que el vínculo es el anudamiento de 3 registros: simbólico, imaginario y
el real.
Un
real es aquello que es inaprehensible por el lenguaje, algo que no queda
capturado ni por la dimensión simbólica ni por el registro de la imagen. Es muy
importante saber que en nuestra práctica existe siempre esta dimensión, algo
que va más allá del sentido. Un encuentro con lo real.
Es
esta la tarea del educador social y, por extensión, de aquellas instituciones y
servicios que tienen por encargo favorecer procesos de inclusión social. Hacer
el nudo. Ayudar a realizar un anudamiento. El educador social como instrumento “hacedor de nudos”: a lo social, a la red
asistencial, al discurso, a la cadena del lenguaje, al acceso a una casa, a un
trabajo, según cada caso. Un anudamiento entre el sentido, el cuerpo y la
palabra.
IDENTIDAD y profesión
El
proceso de la identidad no acaba nunca. Lo sabemos porque la identidad es el
anudamiento simbólico que recubre el vacío constitutivo y estructural del ser
hablante.
Es
ese agujero (ese vacío), precisamente, lo que nos interesa. Porque la identidad
es un semblante, una ficción que recubre el vacío que nos habita. Una ficción
necesaria que nos sirve para circular por el mundo y realizar recorridos
posibles: en la academia, en el trabajo, en el amor, en la vida.
Para
ocupar un lugar en lo social es necesario tener algo parecido a una identidad.
En nuestro caso, esta búsqueda de identidad profesional no puede obviar el
hecho que encontramos en nuestra práctica: la dimensión central del vacío. Y
esto es lo que quería remarcar y enmarcar.
Me
explico. Toda disciplina, y la educación social no hace excepción, debe avanzar
interrogando su propio vacío, su agujero, y con sus propias herramientas
conceptuales. Es decir, debe producir sus propios interrogantes, en nuestro
caso, a partir de la praxis, de la práctica (no tanto de la teoría). Es
imprescindible, organizar, en el campo de la educación social, espacios para el
trabajo sobre la práctica.
Me
parece, que existe un déficit en el campo profesional de la Educación Social a este respecto, un agujero.
Hay que interrogar este agujero. De lo contrario, la pedagogía social quedará
colonizada por otros discursos que vendrán a ocupar ese lugar vacío. Cada
disciplina ha de consentir a interrogar-se sobre su práctica a partir de su propio
agujero. Y es a partir de ese agujero… que podrá producir un saber.
Cosme Sánchez
Aldarrikatu, Abril 2019