¿DE
DONDE VIENE LA IDEA DE ACOMPAÑAR?
En
la actualidad podemos decir que existe un relativo consenso en lo que
se entiende por acompañamiento. En consecuencia apreciamos un mayor
uso de esta metodología por parte de los recursos sociales que lo
citan y lo emplean como el modelo a seguir desde distintos espacios y
dispositivos de atención ciudadana.
Eso
sí, también somos conscientes de las carencias, dificultades y
resistencias para trasladar a nuestra práctica este modelo teórico,
depurarlo y seguir profundizando en sus potencialidades como
metodología de trabajo.
Fundamentalmente
debemos estar advertidos de cómo el acompañamiento social impone su
lógica ante el fracaso de otras modalidades de trabajo,
especialmente a partir de la voluntad de respetar los derechos de la
persona atendida.
“La
irrupción y generalización del acompañamiento como modelo de
referencia sólo se puede entender desde la
crisis y la revisión profunda que los modelos anteriores sufren en
los años 90.
Sobre todo en ámbitos como el de las drogodependencias o el de los
problemas penales, pero también, en otros como el de las personas
sin hogar, existe una situación en la que hay una necesidad de
cambios en el diseño y metodología de los recursos y profesionales
que estaban actuando”.
- Modelos de intervención social poco definidos y basados en el paradigma sanitario. Lo terapéutico y médico dirigían la intervención.
- Una labor de tutoría que no contaba con un marco de referencia claro. En muchos casos se basaba en el marco escolar de la tutoría pero sin una adaptación clara a procesos educativos no formales.
- Relaciones educativas donde la distancia profesional predominaba frente a modelos de cercanía y proximidad.
- Un diverso grupo de profesionales y disciplinas (psicólogos, pedagogos, educadores sociales, trabajadores sociales de base, abogados, psicoterapeutas, monitores de tiempo libre...) entre los cuales no existía una conciencia clara de la necesidad de comunicarse y trabajar conjuntamente. Se empezaba a vislumbrar la importancia de la derivación pero no tanto de la coordinación y el trabajo en red entre profesionales y recursos.
- La implantación de recursos sanitarios como los Programas de Mantenimiento con Metadona, y sociales como el entonces denominado Ingreso Mínimo de Inserción (hoy Renta de Garantía de Ingresos) necesarios, pero incapaces por sí solos de dar respuestas integrales a las personas en situación de exclusión y pobreza que participaban en ellos.
Finalizada
la primera década de este Siglo XXI podemos decir que la NUEVA
RELACIÓN ASISTENCIAL
queda constituida en base a los siguientes rasgos (Ubieto):
- El primer rasgo evidente es la DESCONFIANZA. La desconfianza del sujeto (paciente, usuario, alumno) hacia el profesional, al que cada vez le supone menos saber sobre lo que le ocurre, y del que cada vez teme más que se convierta en un elemento de control y no de ayuda.
- Un segundo rasgo lo encontramos en la POSICIÓN DEFENSIVA DE LOS PROPIOS PROFESIONALES que hacen uso, de manera creciente, de procedimientos defensivos ante posibles amenazas o denuncias de sus pacientes. El miedo del profesional condiciona la práctica asistencial.
- El tercer rasgo nos muestra una consecuencia de la posición defensiva del profesional. LA PÉRDIDA DE CALIDAD Y CANTIDAD DEL VÍNCULO PROFESIONAL-SUJETO. El diálogo basado en la singularidad de cada caso, y que requería un encuentro cara a cara, con cierta constancia y regularidad, se ha transformado en un encuentro, cada vez más fugaz y de corta duración.
- El cuarto rasgo es el aumento notable de la BUROCRACIA en los procedimientos asistenciales. La cantidad de informes, cuestionarios, aplicaciones y protocolos que un profesional debe rellenar superan ya el tiempo dedicado a la relación asistencial propiamente dicha.
Nos
encontramos pues, ante un universo asistencial plagado de
desconfianza donde los profesionales se ven cada vez más
constreñidos en el ejercicio del acto educativo debido, entre otras
cosas, a la colonización ideológica y empresarial que ha supuesto
la NUEVA GESTIÓN PÚBLICA, donde cada vez hay más protocolo y menos
lugar para la relación, el vínculo y la persona.
En
cualquier caso, y teniendo muy presentes estas tendencias que
constituyen notablemente el ejercicio de las relaciones
asistenciales, pensamos que es un buen momento para pensar en
aquellas maniobras que nos permitan poner en juego unas prácticas
respetuosas con los sujetos.
Concluimos
este punto con las elocuentes palabras de Hannah Arendt cuando
sostiene que las
crisis son agujeros en lugares que estaban cerrados,
y nosotros no estamos dispuestos a ceder ante el reto que supone
pensar en la particularidad de la Educación Social en nuestros días.
Comisión
de Marco Teórico Aldarrikatu
17
de Diciembre 2012
Cuando hablamos de la Nueva Gestión Pública tenemos que saber que estamos hablando de desconfianza, posicion defensiva del profesional, pérdida de tiempos y calidad en la relación, y burocracia. Entre otras cosas.
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